Como si nada
Unos pocos pasos antes de la psicosis podemos reconocer patologías que afectan la vida de los que rodean al enfermito. De las que pueden perjudicar a los compañeros de trabajo, dos graves casos son la irresponsabilidad absoluta y la boludez mágica.
No se trata de personas realmente malas, en general, pero sí jodidas. Son problemáticas porque su deficiente comprensión de la realidad garantiza que todo lo que pueda salir mal, salga de la peor manera posible.
El irresponsable absoluto no sabe cuál es la responsabilidad que le toca ni en qué consiste su tarea. Tampoco pregunta y cuando las cosas empiezan a salir mal, encuentra rápidamente la manera de echar la culpa a otro. Sin embargo, no aprende nada de esta experiencia: ni a resolver, ni a evitar ni a disimular. Sólo deja que pase la catástrofe y se entrega a la negligencia esperando a la próxima ocasión de hacer mal lo poco que hace, arruinar el trabajo de los demás y encontrar a quién echarle la culpa.
El boludo mágico es el personaje que no sabe lo que hace, pero confía en que mientras haga siempre lo mismo, las cosas saldrán bien, en una relación causa-efecto fundada en los insondables misterios de Dios. Su tarea se basa en el intento azaroso y la improvisación, y consiste en una seria de acciones que bien pueden tener un efecto positivo, perjudicial o nulo sobre los resultados finales. Si alguna vez probó con seguir los pasos 1, 2, 3, 4 y 5, y funcionó, así seguirá siempre, sin darse cuenta de que el paso 1 fue incompleto; el 2 no se concretó y mejor que así haya sucedido; el 3 lo salvaron los demás; el 4 no tuvo relación con el resultado buscado, y el 5 permitió terminar hoy lo que había que terminar pero creó una serie de problemas a futuro.
Estos personajes sobreviven al caos que producen gracias a una profunda inconsciencia del daño. La estupidez que todos le sospechan a lo largo del proceso se confirma al final, cuando los demás desesperan y ellos caminan indiferentes entre las ruinas, como si nada.
No se trata de personas realmente malas, en general, pero sí jodidas. Son problemáticas porque su deficiente comprensión de la realidad garantiza que todo lo que pueda salir mal, salga de la peor manera posible.
El irresponsable absoluto no sabe cuál es la responsabilidad que le toca ni en qué consiste su tarea. Tampoco pregunta y cuando las cosas empiezan a salir mal, encuentra rápidamente la manera de echar la culpa a otro. Sin embargo, no aprende nada de esta experiencia: ni a resolver, ni a evitar ni a disimular. Sólo deja que pase la catástrofe y se entrega a la negligencia esperando a la próxima ocasión de hacer mal lo poco que hace, arruinar el trabajo de los demás y encontrar a quién echarle la culpa.
El boludo mágico es el personaje que no sabe lo que hace, pero confía en que mientras haga siempre lo mismo, las cosas saldrán bien, en una relación causa-efecto fundada en los insondables misterios de Dios. Su tarea se basa en el intento azaroso y la improvisación, y consiste en una seria de acciones que bien pueden tener un efecto positivo, perjudicial o nulo sobre los resultados finales. Si alguna vez probó con seguir los pasos 1, 2, 3, 4 y 5, y funcionó, así seguirá siempre, sin darse cuenta de que el paso 1 fue incompleto; el 2 no se concretó y mejor que así haya sucedido; el 3 lo salvaron los demás; el 4 no tuvo relación con el resultado buscado, y el 5 permitió terminar hoy lo que había que terminar pero creó una serie de problemas a futuro.
Estos personajes sobreviven al caos que producen gracias a una profunda inconsciencia del daño. La estupidez que todos le sospechan a lo largo del proceso se confirma al final, cuando los demás desesperan y ellos caminan indiferentes entre las ruinas, como si nada.
Comentarios
Están, pero no convivimos, coexistimos.
Saludos
Gracias a todos por pasar.