Instrucciones porteñas para vivir en Mendoza II: Nieve
Del sol radiante y tibio de las cuatro de la tarde a las nubes del atardecer, y luego al minizonda de las diez de la noche.
Un frío inesperado atraviesa el aire.
Usted descubre la existencia de la nevisca, una llovizna de escarcha que dura toda la madrugada.
A las siete, mira por la ventana y ve caer una nieve fina.
A las nueve, el blanco lo cubre todo. Abríguese y salga ver a los niños jugar. Por las calles vacías de un barrio de vida lenta correrán tirándose bolas heladas a la cara.
Cuando anochezca nuevamente, quedarán poquitos muñecos de nieve delante de una ventana, las calles mojadas y algunas postales personales.
Un frío inesperado atraviesa el aire.
Usted descubre la existencia de la nevisca, una llovizna de escarcha que dura toda la madrugada.
A las siete, mira por la ventana y ve caer una nieve fina.
A las nueve, el blanco lo cubre todo. Abríguese y salga ver a los niños jugar. Por las calles vacías de un barrio de vida lenta correrán tirándose bolas heladas a la cara.
Cuando anochezca nuevamente, quedarán poquitos muñecos de nieve delante de una ventana, las calles mojadas y algunas postales personales.
Comentarios
Bueno, en Mendoza no podés gritar porque se te llena la jeta de viento y/o nieve, así que ojo.
¡Volvió el blog de Eli!